38/230 – Jarandilla de la Vera

El pueblo más antiguo que se cree que habitó la zona fueron los celtíberos, más tarde, Jarandilla fue un municipio romano conocido como «Flavium Vivertorum». De esta época han quedado numerosos vestigios como el puente que cruza la garganta Jaranda. Posteriormente, pasó a manos de los visigodos que dejaron como principal reliquia una pila bautismal con la cruz gamada que se halla en la iglesia de Santa María de la Torre. Durante la época de dominación de los árabes, denominaron a Jarandilla de la Vera con el nombre de «Xarandiella», respecto al origen de la palabra, tiene en su composición la palabra Aran, que en prerromano significa valle o río (en vasco es Harán-Jarán, valle)(al igual que lo presenta la palabra Campo Arañuelo, zona geográfica muy cercana, o el Valle de Aran, Aranjuez, etc.), por lo que es posible que los árabes asignasen a la población el nombre prerromano de la zona. Jarandilla, de acuerdo con esta más que hipotética opinión, vendría de Jaranda, Xarán más el sufijo -da, «lugar de» y diminutivo illa-ae, «lugar o zona del pequeño valle». El hecho sin duda más destacable de su historia fue la estancia del Emperador Carlos I de España y V de Alemania. Llegó a Jarandilla el 11 de noviembre de 1556 hospedándose en el Castillo Palacio de los Condes de Oropesa, antes de su traslado al Monasterio de Yuste en el que pasó sus últimos días. El castillo de los Condes de Oropesa es hoy en día el Parador Nacional de Turismo Carlos V. A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituyó en municipio constitucional en la región de Extremadura y desde 1834 quedó integrado en Partido judicial de Jarandilla.​ En el censo de 1842 contaba con 400 hogares y 2191 vecinos, contando con 2.868 vecinos en 2018. 

​Fuente: Wikipedia

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En cuanto a la toponimia de Jarandilla de la Vera, Nieto Ballester se inclina por explicar este nombre de lugar vinculándolo con la serie toponímica del tipo Granda (Asturias), Grandón (Asturias), asociada a un conjunto de voces vivas en el cuadrante noroccidental de la Península: asturiano granda, “rasa abierta, terreno pedregoso como de aluvión”, gallego-portugués gándara. Esta última voz, aunque Nieto la describe como “lugar montuoso, pendiente”, parece sin embargo tener en Portugal el valor de “lugar pedregoso, arenoso o infértil”, acepción dominante en gran parte del actual dominio de vigencia de esta familia léxica. Gandarela en Alvarenga (Arouca) (Portugal) es interpretada como diminutivo de gândara “extensão de terra mais ou menos plana e pedregosa”. La procedencia de este grupo es prerromana, con correspondencias en los Alpes.

Estos autores consideran asimismo un doblete de este mismo topónimo, el paraje llamado Jarandilla en el pueblo salmantino de Calzada de Valdunciel. Nieto explica la evolución desde granda hasta jaranda por influjo del bilingüismo árabe-romance propio de zonas de reconquista. La anaptixis de una –a, para desligar el grupo –gr, es recurso común en contexto mozárabe o aljamiado. Análoga intercalación (sin alterar el consonantismo inicial) se observa en los topns. La Garandilla, barrio de Valdesamario (León) y Valgaranda, topn. menor en Villacorta (León).

Los orígenes de Jarandilla son todavía hoy inciertos: ha sido desde los tiempos más remotos encrucijada de civilizaciones diversas. Existen restos de asentamientos celtíberos como los de la cueva de Capichuelas en Jarandilla, o en la cueva de Ramos en Villanueva. Primitivos alfares y castros celtas, uno bajo la actual iglesia parroquial, que fue fortaleza de la Orden de los Templarios, y otro donde fue edificado el actual castillo. Algunos autores dan como segura la presencia de pueblos fenicios cerca de un milenio antes de nuestra era, e incluso una fundación griega, aunque sin documentar en la actualidad. En la época prerromana, Jarandilla, como toda La Vera, perteneció a la Lusitania (Vetonia).

En época romana se llamó Municipium Flavium Vivertorum, (Municipio de las Fuentes Vivificantes). Construyeron un templo en honor de Minerva donde en la actualidad se alza la ermita de Nuestra Señora de la Berracosa, en el camino de Losar de la Vera, así como una calzada, sepulcros, lápidas funerarias y el puente sobre la garganta de Jaranda.

A pesar de que los visigodos no dejaron huellas importantes en su permanencia por la alta Extremadura, su influencia más destacada en Jarandilla es una pila bautismal con la cruz gamada o esvástica que se encuentra en la iglesia de Santa Mª de la Torre.

Los árabes le dieron el nombre de Xarandiella, “villa de prados verdes”, que terminó cambiando en Jarandilla.

Reconquistada por los caballeros templarios, el rey Alfonso VIII la entrego a la Orden del Temple y bajo su administración se convirtió en uno de los enclaves más importantes de Plasencia. Edificaron la iglesia fortaleza de Santa María de la Torre y de esa época data su judería de La Moraleja. La villa de Jarandilla de la Vera perteneció a la ciudad de Plasencia durante casi toda la Baja Edad Media. Su historia es igual a la de Plasencia; su origen es musulmán y durante el reinado de Alfonso VIII se volvió a fundar.

Al ser disuelta la Orden del Temple en 1312 por el papa Clemente V, la aldea de Jarandilla y el castillo, dentro de la jurisdicción de Plasencia, revirtieron a la corona, reinando Fernando IV el Emplazado. El 6 de junio de 1369, don García Álvarez de Toledo, maestre de la Orden de Santiago, recibe del rey Enrique II los señoríos de Jarandilla y Tornavacas, a cambio de su renuncia a dicho maestrazgo en favor de Gonzalo Mexía. El señorío de Jarandilla estará siempre vinculado a miembros de esa familia, quedando finalmente adscrito al condado de Oropesa, formando parte del mayorazgo creado con los territorios al sur del Sistema Central.

En 1447 D. Fernando Álvarez de Toledo, II conde de Oropesa, sin contar con licencias ni permisos del Concejo de Plasencia, ordenó construir un importante castillo dominando las gargantas de Jaranda y Jarandilleja, valiéndose de su matrimonio con doña Leonor de Zúñiga, hija de don Pedro de Zúñiga, conde de Ledesma y de Plasencia y Justicia Mayor de la ciudad. La construcción dio lugar a protestas de los regidores de Plasencia que no fueron atendidas. Este castillo, desde donde se domina toda la villa, serviría de albergue al emperador Carlos I de España mientras le acondicionaban el monasterio de Yuste.

Los Reyes Católicos concedieron a los Álvarez de Toledo el título de marqueses de Coria y condes de Granadilla, con facultad para titularse duques de cualquiera de sus señoríos, lo que hicieron sobre el Alba de Tormes en Salamanca.

El VII señor de Jarandilla y IV conde de Oropesa, don Fernando Álvarez de Toledo y Figueroa, alojó en su castillo-palacio al Emperador Carlos, y junto a él desempeñó un importarte papel. La estancia en Jarandilla del emperador Carlos V en el castillo de los condes de Oropesa, actual Parador de Turismo, desde el 12 de noviembre de 1556 hasta el 3 de febrero de 1557, es el episodio más trascendental en los anales de la historia de Jarandilla.

Don Fernando era conde de Oropesa, señor de Jarandilla, de Cabañas del Castillo, de Tornavacas y de Horcajo de los Montes; casó con doña Beatriz de Monroy y Ayala, condesa de Deleitosa, señora de Belvís y de Almaraz y de otros señoríos. Fue en estos tiempos cuando el Emperador Carlos entró en Extremadura, por el puerto de Castilla, para descansar en Tornavacas. Recibieron a Carlos V el marqués de Miravel y el señor de Jarandilla, que le ofrecieron como residencia sus palacios de Plasencia, pero Carlos prefirió fijar su provisional morada en el castillo de Jarandilla, mientras se ultimaban las obras de adaptación de su residencia de Yuste que, según sus órdenes, se terminaba adosada al monasterio jerónimo. Desde el castillo de Jarandilla, cercano a Yuste, podría seguir Carlos V mucho mejor y más de cerca la finalización de las obras de su palacio. El largo y duro viaje desde Tornavacas hasta Jarandilla lo realizó el emperador con su comitiva por un puerto de montaña, muy dificultoso y abrupto. Siendo llevado a hombros por los serranos lugareños, se le llama ya desde entonces el “puerto del Emperador”. Desde finales de 1556 hasta la muerte de don Carlos, el 21 de septiembre de 1558, esta parte de la comarca verata se convirtió en el centro del mundo, al que acudían las más insignes personalidades de la época. En la hora de su muerte rodeaban a Carlos V, aparte de su confesor fray Juan de Regla y varios monjes de Yuste, el señor de Jarandilla con algunos de sus familiares y el arzobispo de Toledo, fray Bartolomé de Carranza.

El 8 de marzo de 1599, el rey Felipe III otorga a don Fernando Álvarez de Toledo, primogénito de los condes de Oropesa, el titulo de marqués de Jarandilla.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 quedó integrado en Partido Judicial de Jarandilla. En el censo de 1842 contaba con 400 hogares y 2191 vecinos.

En la actualidad es Ayuntamiento de la Provincia de Cáceres, Partido de Navalmoral de la Mata y de la Audiencia Territorial de Cáceres, en lo eclesiástico la parroquia de Santa María de la Torre, del Arciprestazgo de Jarandilla de la Vera, Diócesis de Plasencia y Archidiócesis de Mérida-Badajoz.

Fuente: laverata.com

Batiburrillo 1

Tenia un montón de fotos para subir según iban saliendo, no lo hice y las he ido amontonando, ahora tocaba organizar.. asique para quitármelas de en medio, aquí os las dejo:

FOLK PLASENCIA 2022

XXVI FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA

Algunas de las fotos que tomé en el Festival de este año.

Entavía (Castilla y León)

Milo Ke Mandarini (Extremadura)
Entavía (Castilla y León)
The Dignity Road (Siria / Armenia)
Entavía (Castilla y León)

The Dignity Road (Siria / Armenia)
The Dignity Road (Siria / Armenia)
Milo Ke Mandarini (Extremadura)

Entavía (Castilla y León)

Entavía (Castilla y León)

Estación de La Oliva de Plasencia

Hola, hace unos días hice mi primer vuelo con mi recién adquirido DJI y para ello tenía que elegir un lugar en el que no hubiera restricciones de vuelo para este tipo de aparatos (no hay muchas zonas libres) por lo que me acordé de un lugar visitado por muchos fotógrafos de la zona, la abandonada Estación de Tren de La Oliva de Plasencia. Aquí os dejo el resultado, como veréis hay mucho que aprender y mejorar, pero ya he dado el primer paso.. ;D

37/230 – Losar de la Vera

El asentamiento humano en la zona se remonta a la época paleolítica como lo muestran los diferentes objetos de caza, guerra y cerámica encontrados en diversos lugares de la Comarca de la Vera. Estos asentamientos estuvieron favorecidos por las excelentes condiciones climatológicas, la fertilidad de los suelos, la abundancia de agua y la seguridad defensiva, que un territorio tan abrupto proporcionaban a sus moradores.

Aunque la presencia humana se remonta a muy antiguo, la población de Losar se cita por primera vez de forma expresa en la segunda mitad del siglo XII, cuando Alfonso VIII realizó la asignación de términos en el año 1189. En esta época se produce un proceso repoblador que marcará el futuro de la población. La procedencia astur leonesa de los repobladores imprimirá las peculiaridades lingüísticas, el folclore popular y el tipo de vivienda rural de la zona. También la repoblación trajo consigo el tipo de régimen de propiedad rural caracterizado por la asignación de pequeños lotes de tierra en propiedad para usos agrícolas y el aprovechamiento colectivo de los bosques y los pastos, régimen que se mantuvo durante siglos.

A principios del siglo XIII, Honorio III concedió al Arzobispo de Toledo, Don Rodrigo Jiménez de Rada, una bula para construir iglesias en diversos lugares recién conquistados de Castilla la Nueva y Extremadura. Entre estos lugares se encontraba Losar, de lo que puede deducirse que la localidad contaba ya con un número de habitantes considerable. Losar también aparece mencionado en la Constitución de la catedral de Plasencia en 1254, como una de las aldeas del Sexmo de la Vera, junto a Jaraíz y Cuacos. Su término fue donado por Alfonso VIII a la ciudad de Plasencia en 1227. Losar pasó entonces a formar parte de la Tierra de Plasencia, disponía de bienes de “propios” formados por tierras, montes y bosques; y también de tierras comunales que eran aprovechas por los vecinos.

A finales de este siglo y durante el siglo XIV, la población de Losar y de la comarca de la Vera en general vio incrementado el número de habitantes con la incorporación de importante población de origen judío.

Al contrario que otras poblaciones de la Vera, Losar se mantuvo bajo el dominio del poder real, excepto durante periodos cortos de tiempo. En 1442 la ciudad de Plasencia y su Tierra fueron donadas por el rey Juan II a Don Pedro de Estúñiga, pero la llegada de los Reyes Católicos supuso el fin del dominio de los Estúñigas y en las Cortes de Toledo de 1480 Plasencia y su Tierra se incorporaron de nuevo al poder real. En 1659 el municipio fue vendido a D. Juan Bautista Serra, Marqués de Villalegre, junto con los de Cabezuela del Valle, Miajadas, El Toril, Robledillo y Talayuela, como medio de nutrir las esquilmadas arcas de la monarquía. Pero la ciudad de Plasencia, perjudicada por esta decisión, presentó un pleito ante el Consejo de Hacienda ganado por la Ciudad del Jerte, con lo que el Corregidor de Plasencia pudo continuar con el uso y ejercicio de la jurisdicción de estas tierras a través del Sexmo.

En 1480 se construyó la actual Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol sobre una iglesia primitiva. Este fue un periodo próspero para Losar pasando de 280 habitantes en 1494 a 425 en 1530, debido a la mano de obra generada por la construcción de la Iglesia. Muestra de este desarrollo fue la aprobación de las Ordenanzas Municipales de Losar de 1522. El emplazamiento de la Iglesia condicionará el asentamiento definitivo de la población. El casco urbano empezó a desarrollarse en forma radial alrededor de este edificio.

A mediados del Siglo XVII el municipio entró en un periodo de decaimiento por motivo de la Guerra con Portugal que supuso la llegada de soldados heridos y enfermos que propagaron las enfermedades entre los naturales del lugar. Losar adquirió el título de Villa el 22 de marzo de 1662. En él se menciona que la jurisdicción de Losar se extiende desde «el sitio del Charco de las Bramaderas, en el sitio de Nuestra Señora del Cincho, prosiguiendo detrás de su ermita hasta entrar en el río Tiétar, río arriba, incluyendo las dos ventas que se encuentran en su ribera. Dejando este río se dirige al mojón de Guijo Blando, próximo al río Moros, este río arriba a dar en su puente, después río arriba y sierra adelante hasta la cumbre, aguas vertiente acá , hasta las tierras del Excmo. Duque de Alba, desde allí sierra adelante hasta donde el sol se pone, Los Linarejos.»

En el siglo XVIII se produjo un relanzamiento de la actividad y el desarrollo del municipio, sólo empañado por la crisis del Castaño a mediados de siglo, que obligó a un cambio significativo en los cultivos y forzó la roturación de nuevas tierras del término municipal.

En el siglo XIX continuó el crecimiento económico y demográfico del pueblo. Así en 1840 contaba con cerca de 2000 habitantes. Hay que destacar que en este siglo, las desamortizaciones civil y eclesiástica no tuvieron repercusión significativa en la localidad. El fondo de propios y comunes no se vio afectado, y sólo el clero secular sufrió la desamortización en pequeña cuantía (3 has., y 49 olivos) pertenecientes a la Fábrica Parroquial, Cofradía de Animas y Capellanías vacantes.

En el siglo XX Losar se mantiene estable con pequeños altibajos propios de las sociedad rurales basadas en una economía de subsistencia,  muy sensibles a las inclemencias meteorológicas y a las epidemias que caracterizan la historia de estas sociedades desde el medievo hasta la llegada de los avances médicos y el desarrollo económico a partir, sobre todo, de la década de los años sesenta del pasado siglo.

La Guerra Civil no tuvo una especial incidencia en el municipio, que quedó bajo la influencia del Frente Nacional. La convivencia en la localidad no sufrió incidentes destacados gracias a la labor de los dirigentes municipales del momento, a diferencia de otros municipios de la comarca donde las represalias y ajusticiamiento tuvieron mayor importancia

Tras la Guerra Civil el municipio continuó bajo una débil economía de subsistencia que se agrava con el crecimiento demográfico causado por las mejoras sanitarias que lentamente llegan a la localidad, provocando un serio desequilibrio entre la población y los recursos naturales existentes.

España abandona el sueño autárquico a finales de los cincuenta y empieza a abrirse a Europa. A partir de este momento, el desarrollo económico del país se acentúa, sobre todo en zonas como Madrid, Cataluña y País Vasco, lugares que, junto a Europa, serán los destinos principales de los losareños en el proceso emigratorio que caracteriza los años 60 y 70 del siglo XX.

La pérdida poblacional en la localidad estuvo mitigada en parte por la roturación y puesta en riego de las tierras de la Finca el Robledo. A finales de los años 50, este acontecimiento palió la pérdida de población pues muchas familias encontraron el sustento necesario y no marcharon de la localidad y sentó las bases del desarrollo social y económico del municipio hasta la actualidad.

Fuente: Ayuntamiento de Losar de la Vera

LaboratoriA (Dialogando flamenco)

LaboratoriA es un proyecto multidisciplinar que pretende ser un canal de experimentación para cuatro mujeres que comparten el flamenco como lenguaje común y que, a parte de dialogar con él, pretenden trascenderlo.
La génesis de este laboratorio es la feminidad y en él reflexionamos y creamos acerca de esa condición tan nuestra.

Semana Santa 2022 Plasencia

Una pequeña muestra de los pasos de la Hermandad de la Sagrada Cena y Nuestra Señora del Amor que salieron el jueves y el domingo de María Santísima del Rosario en su Mayor Dolor y Nuestro Padre Jesús de la Pasión.