Desde los 18 años, cuando adquirí mi primera cámara con los ahorros de mis primeros sueldos, la fotografía ha sido una constante en mi vida. Tras un tiempo alejado por otros compromisos, volví a retomar esta pasión en 2005 con una renovada ilusión. A lo largo de los años, he aprendido que no es necesario contar con equipos costosos para crear buenas imágenes, sino más bien tener una mirada precisa y honesta.
Bienvenido a este espacio visual donde la espontaneidad y la simplicidad cobran vida. A través de retratos, tanto en blanco y negro como en color, capturo momentos auténticos de personas al azar, ya sea en su rutina diaria o en la dinámica de las calles. También encontrarás una mirada a la imperfección, a través de las grietas y desconchones de las paredes, donde cada detalle cuenta una historia. Y, entre estos elementos, las ventanas aparecen como un espacio de transición, un punto de vista hacia el mundo. Cada fotografía busca mostrar la esencia de lo real, sin adornos ni poses forzadas.»

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